miércoles, 24 de diciembre de 2008

Nochebuena y buenas vidas

Dejenme ser el ladron de esos sentimientos tan nobles que a veces no saben mostrar.
Dejenme quitarles un poco de buen humor a aquellos amigos que les sobra, y darle un poco a aquellos que les cuesta esbozar una sonrisa.
Dejenme pedirles prestado las ganas de vivir y solo dejarlas al pie del arbolito de quienes solo piensan en no estar.
Solo prestenme su espiritu de lucha, para los momentos adversos.
A quien quiera les doy mi sonrisa, para contagiar a los que no saben como sonreir, y a los que sonrien mucho mas que yo, les pido un poco para los momentos en los que nose como pintar una carita contenta.
Presten sus brazos para construir un mundo mejor y para todos.
Empiecen a creer, en ustedes mismos, en nosotros, en que se puede cambiar el mundo.
Piensen en cambiar el mundo, y no solo nuestro pequeño mundo personal.
Regalen la magia que habita en sus almas, transformenla en arte contagioso y sin limites.
Mirense, observense, y recorran el alma del otro y comprobaran que todos buscamos lo mismo.
Piensen, sientan, y luego existan.


En estas fiestas les deseo lo mejor a todos. Les deseo que sean muy felices o por lo menos que este sea el punto de partida para echar por la borda a la infelicidad.

martes, 16 de diciembre de 2008

¡Este es tu beso de despedida! ¡Perro!

Se han visto volar un par de zapatos, que casi invisibles por su velocidad, le rompen la cabeza al cretino.
Igualmente, nada hubiera cambiado si esos calzados violentos se estrellaban contra la burlona boca del canalla, ya que los años de saqueo, bandidaje y de robo, del ejército imperial de ocupación yanqui, no iban a borrarse de la memoria de nuestra historia por una cuestión de puntería. Las toneladas salvajes de bombas ya han caído sobre Bagdad. Los misiles de los profetas de la “libertad” ya han masacrado a un pueblo indefenso y los ejércitos de ocupación han usurpado ya, un territorio que no les pertenece y en donde se quedarán por mucho más tiempo, hasta el día que los tentáculos del pulpo imperialista, no tengan nada más que saquear y robar.
La digna, pero estéril, actitud del periodista iraquí, que arrojó el día de ayer, sus dos zapatos contra la inhumanidad de George Bush, al grito de ¡éste es tu beso de despedida! ¡Perro! merece igualmente una aprobación solo por el hecho de querer dañar el rostro del “perro” invasor. Fue una exteriorización de la ira, de la indignación, de la impotencia de querer vengar tanta muerte, tanta burla y tanta infamia, que se le ha obligado sufrir a un pueblo, solo por el hecho, de que los intereses del imperio demandan el saqueo de la nación iraquí.
Este hecho, la agresión de un civil al presidente de una nación, hecho grave en sí en cuanto a la cuestión diplomática se refiere, de todos modos se nos presenta como una nota de color, como se le suelen llamar a cuestiones estúpidas y sin trascendencia en los medios de comunicación, como un hecho casi sin importancia, debido a que el contexto histórico en el cual se desarrolló dicho ataque, es infinitamente más grave, que un par de zapatos en el aire, en busca de un rostro. Hay un contexto de sangre inocente derramada, destrucción, muerte, mentiras que dieron origen a una invasión injustificable, que no puede tapar ningún zapato que vuele en dirección a la cara de cualquier mandatario del Globo. Hay un trasfondo de saqueo descarado, que la potencia número uno del mundo viene ejerciendo en Iraq desde el año 2003, cuando en base a mentiras de las más disparatadas e increíbles, se lanzó a una de las tantas aventuras bélicas de su historia, declarando ésta guerra que ha provocado, la destrucción de un país, el desprecio hacia una cultura milenaria y el intento de la imposición de la cultura invasora, el agudizamiento de los conflictos internos entre distintas etnias, generando el estallido de una violenta guerra civil, y la muerte de cientos de miles de civiles entre otras cosas.
No pretendo historiar, el prontuario asesino de la nación que ama sumar estrellas en su bandera; el prontuario de la nación que cometió el hecho más monstruoso, aberrante, violento y bestial de la historia, en Hiroshima y Nagasaki, cuando hizo estallar sobre ciudades pobladas de civiles dos bombas nucleares innecesarias para el curso de la segunda guerra mundial que ya estaba en plena etapa de culminación, con "el eje" derrotado, y con el Japón rendido. No aceptaron la rendición nipona, y en claro deseo de imponerle al mundo su terror, y a establecerse como primera potencia mundial, cometieron ese bárbaro y criminal acto que devastó dos ciudades enteras, en plena hora pico, cuando la gente iba a sus trabajos, y los niños a sus escuelas.
No pretendo ahora escribir sobre la guerra del golfo, (primer intento de Estados Unidos en sus apetitos petroleros en Iraq), sobre la guerra de Afganistán, sobre la guerra de Vietnam, sobre la guerra de Corea, sobre el Plan Cóndor (plan de inteligencia ideado por la CIA con el objetivo de imponer en Latinoamérica en la década de los 70, regimenes militares que respondieran a sus intereses económicos y políticos, y que sirvieran para luchar contra los movimientos de izquierda surgidos en la región). No pretendo hablar ahora sobre Nicaragua, El Salvador, el Plan Colombia, Panamá, el golpe de Estado a Chávez en Venezuela, el intento de golpe de Estado a Evo Morales en Bolivia, el robo de territorio a México, la base de Guantánamo, o el bloqueo imperdonable a Cuba desde hace 46 años. Ni sobre ninguna de éstas recurrentes maniobras, que Estados Unidos ha utilizado a lo largo de su historia, con el fin de querer mantener y extender sobre el globo su área de dominio e influencia, saqueando los recursos naturales de las naciones subdesarrolladas, construyendo un mundo, a su imagen y semejanza.
No pretendo escribir sobre nada de eso, mi único objetivo en este escrito, es de una sencillez elemental, que es dejar plasmado mi lamento, porque ese zapato no hubiera hecho sangrar el inmundo rostro del villano, y mi deseo, de que ese calzado, se reproduzca, se multiplique infinitamente, y que en una bonita y extraña metamorfosis, se convierta algún día, en piedras, en cascotes, bombas molotov, en balas justicieras, en toda clases de elementos contundentes, que arrojadas por manos heroicas, pudieran matar y ajusticiar a canallas como Bush.


Flaco

viernes, 12 de diciembre de 2008

Caso Gaspar (cuento de Elsa Bornemann)

Aburrido de recorrer la ciudad con su valija a cuestas para vender —por lo menos— doce manteles diarios, harto de gastar suelas, cansado de usar los pies, Gaspar decidió caminar sobre las manos. Desde ese momento, todos los feriados del mes se los pasó encerrado en el altillo de su casa, practicando posturas frente al espejo. Al principio, le costó bastante esfuerzo mantenerse en equilibrio con las piernas para arriba, pero al cabo de reiteradas pruebas el buen muchacho logró marchar del revés con asombrosa habilidad. Una vez conseguido esto, dedicó todo su empeño para desplazarse sosteniendo la valija con cualquiera de sus pies descalzos.
Pronto pudo hacerlo y su destreza lo alentó.
—¡Desde hoy, basta de zapatos! ¡Saldré a vender mis manteles caminando sobre las manos! —exclamó Gaspar una mañana, mientras desayunaba. Y —dicho y hecho— se dispuso a iniciar esa jornada de trabajo andando sobre las manos. Su vecina barría la vereda cuando lo vio salir. Gaspar la saludó al pasar, quitándose caballerosamente la galera:
—Buenos días, doña Ramona. ¿Qué tal los canarios? Pero como la señora permaneció boquiabierta, el muchacho volvió a colocarse la galera y dobló la esquina.
Para no fatigarse, colgaba un rato de su pie izquierdo y otro del derecho la valija con los manteles, mientras hacía complicadas contorsiones a fin de alcanzar los timbres de las casas sin ponerse de pie. Lamentablemente, a pesar de su entusiasmo, esa mañana no vendió ni siquiera un mantel. ¡Ninguna persona confiaba en ese vendedor domiciliario que se presentaba caminando sobre las manos!
—Me rechazan porque soy el primero que se atreve a cambiar la costumbre de marchar sobre las piernas... Si supieran qué distinto se ve el mundo de esta manera, me imitarían... Paciencia... Ya impondré la moda de caminar sobre las manos... —pensó Gaspar, y se aprestó a cruzar una amplia avenida.
Nunca lo hubiera hecho: ya era el mediodía... los autos circulaban casi pegados unos contra otros. Cientos de personas transitaban apuradas de aquí para allá.
—¡Cuidado! ¡Un loco suelto! —gritaron a coro al ver a Gaspar. El muchacho las escuchó divertido y siguió atravesando la avenida sobre sus manos, lo más campante.
—¿Loco yo? Bah, opiniones...
Pero la gente se aglomeró de inmediato a su alrededor y los vehículos lo aturdieron con sus bocinazos, tratando de deshacer el atascamiento que había provocado con su singular manera de caminar. En un instante, tres vigilantes lo rodearon.
—Está detenido —aseguró uno de ellos, tomándolo de las rodillas, mientras los otros dos se comunicaban por radioteléfono con el Departamento Central de Policía. ¡Pobre Gaspar! Un camión celular lo condujo a la comisaría más próxima, y allí fue interrogado por innumerables policías: —¿Por qué camina con las manos? ¡Es muy sospechoso! ¿Qué oculta en esos guantes? ¡Confiese! ¡Hable!
Ese día, los ladrones de la ciudad asaltaron los bancos con absoluta tranquilidad: toda la policía estaba ocupadísima con el “Caso Gaspar —sujeto sospechoso que marcha sobre las manos”. A pesar de que no sabía qué hacer para salir de esa difícil situación, el muchacho mantenía la calma y —¡sorprendente!— continuaba haciendo equilibrio sobre sus manos ante la furiosa mirada de tantos vigilantes.
Finalmente se le ocurrió preguntar:
—¿Está prohibido caminar sobre las manos?
El jefe de policía tragó saliva y le repitió la pregunta al comisario número 1, el comisario número 1 se la transmitió al número 2, el número 2 al número 3, el número 3 al número 4... En un momento, todo el Departamento Central de Policía se preguntaba: ¿ESTÁ PROHIBIDO CAMINAR SOBRE LAS MANOS? Y por más que buscaron en pilas de libros durante varias horas, esa prohibición no apareció. No, señor. ¡No existía ninguna ley que prohibiera marchar sobre las manos ni tampoco otra que obligara a usar exclusivamente los pies!
Así fue como Gaspar recobró la libertad de hacer lo que se le antojara, siempre que no molestara a los demás con su conducta. Radiante, volvió a salir a la calle andando sobre las manos. Y por la calle debe encontrarse en este momento, con sus guantes, su galera y su valija, ofreciendo manteles a domicilio... ¡Y caminando sobre las manos!


No habia mucho para contar, entonces decidi postear este pequeño cuento de Elsa Bornemann, que estuvo censurado por los innombrables de la decada del 70, para pensar y para que aprecien las sutiles metaforas que usa la autora para mostrar a "alguien distinto".

sábado, 6 de diciembre de 2008

La dicha no es cosa alegre

La suerte de los hermanos no era la misma.
Definitivamente a los ojos de la sociedad Jorge había nacido con una estrella y Fidel había nacido estrellado.
La vida de ambos había sido muy distinta, las oportunidades de cada uno, incluso eran hijos de distinto padre (quizás esta sea la clave de tanta desigualdad).
Los años pasaron y cual dos iceberg en el medio del océano, estos se distanciaron. Jorge siempre afortunado y con su “Dios Blanco” dándole fortuna y soledad por doquier. Fidel en cambio peleaba con la vida y con la muerte, su “Dios Negro” lo exigía mas de lo que podía y lo único que recibía a cambio eran la comida justa como para tirar para el día siguiente, una familia y un grupo importante de amigos… y también algunas postales de bonitos y exóticos lugares del mundo que siempre le enviaba su hermano, haciéndole acordar que había “gente afortunada” en el mundo.


Después de la excesiva ingesta de coñac, George (así lo llamabas sus allegados) se retiro casi sin decir palabra de la mesa en la cual estaba sentado. Con un gentil “Buenas noches” después de la ultima entrada, alcanzó para sortear a los que esa noche habían compartido una de sus peores partidas de poker de los últimos años.
Solo, ya en su cuarto, se quito el moño, se desabrocho los primeros botones de la camisa, se quito los zapatos y acto seguido se dejo caer sobre el sommier que predominaba el campo visual del cuarto.
Cayó en un sueño profundo y pronto empezó a navegar en pesadillas horribles para el, perdida de propiedades, caída de las acciones de sus empresas, partidas y partidas de poker perdidas que lo acercaban al endeudamiento, números en rojo giraban en su cabeza, rasguñaba su almohada desesperado de solo pensar en tener que trabajar. Entre sollozos consiguió despertarse y ver que todo había sido una pesadilla, una horrible pesadilla capitalista.
Miro de reojo a su costado y vio entre las sabanas a su Dios, y supo volver a dormirse, con la certeza de que no era tan “blanco”, y que algún día su estrella se apagaría.

Paradójicamente, en algún barrio de la Capital Federal, su hermano, trataba de dormir, entre pesadillas y ladridos de perros. Su cama no se parecía en nada al sommier de Jorge, su cama era dura, incomoda, y compartida. Su mujer lo mimaba siempre que podía y Jorge no tenía conocimiento de lo que era eso.
Las pesadillas eran poco frecuentes en Fidel y nada tenían que ver con el alto vuelo de las pesadillas de jorgito. El se debatía entre asaltos, balas, despidos, secuestros y todo hecho delictivo que nada tiene que ver con el primer mundo en el que vivía su hermano.
Sobresaltado se despertó, vio a su lado a su mujer placidamente dormida y cuando volteo la cabeza vio a los pies de la cama a su Dios, que lo miraba y supo volver a dormirse con la certeza de que era tan “negro” y que su estrella pronto iba a empezar a brillar.